Así es como la publicidad engorda a los niños.


"Los niños gordos son una inversión en ventas futuras”  una de las conclusiones de una reciente edición especial que la revista médica The Lancet le dedicó a la epidemia de obesidad.“Son muchísimas las evidencias científicas del gran poder de influencia que la publicidad tiene sobre la alimentación de los menores”, asegura Miguel Ángel Royo-Bordonada, investigador de la Escuela Nacional de Salud Pública y autor de numerosos estudios sobre este problema. 

 “Los menores reciben 7.500 impactos al año de mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludable, asociados además a emociones positivas, a regalos y obsequios, y que además aseguran que son más sanos cuando es al contrario”, denuncia este especialista.
El 80% de los alimentos que hacen eso, exhibir un único nutriente como aval de que son sanos, en realidad resultan ser los comestibles menos saludables.

Dulces como galletas, cereales de desayuno azucarados, bollería, batidos, helados y otros lácteos, cacao y golosinas, comida rápida, aperitivos salados y refrescos, todos  ricos en calorías, bajos en nutrientes y con alto contenido en azúcar, grasa y sal. 

En el estudio Aladino de 2015 (PDF), que analiza la evolución del índice de masa corporal (IMC) entre los menores, se observa que el 41,3% de los críos entre 6 y 9 años tiene sobrepeso u obesidad. En ese trabajo de referencia se señala que tener una  televisión en el dormitorio, así como dedicarle más de dos horas diarias, es un factor notablemente asociado a la obesidad.

Si se cumpliera el criterio establecido por la OMS habría que retirar de las pantallas tres cuartas partes de los anuncios. 

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